He conocido distintos lugares,
cosas que salen de mí, y luego
vuelven como pájaros abandonando el nido,
olas que chocan en las orillas de la playa.
Se me acerca una brisa de leve aroma
y no logro disfrutarla: se ha ido.
Está acariciando mis mejillas, mis pestañas.
Bosteza y me cierra los ojos, me dice adiós.
Aterricé en un lugar lleno de preguntas, carente de respuestas,
plagado de una incertidumbre que a nadie le importa, nadie la cuestiona.
Todo es igual, una rutina, un paso más.
Y sin embargo, existe una luz,
una tenue luz naranja que me cobija cada noche,
y jamás sabré si algún día seré yo quien la cubra,
la tapice, inundando cada paso que dé,
al cruzar la calle, doblar y verla.
No sé si ganamos, o perdemos,
pero estoy bien, creo.
Aquí estaré para llenar esa cubeta de preguntas,
y arrojarlas poco a poco a aquel vacío
que se llama Resignación.