"Te contaré algo.

Te contaré algo que no le he contado a nadie nunca.

Algo que no me he contado ni a mí mismo

y que ni siquiera he escrito porque no he podido.

Se trata de algo extremadamente simple y

monófono y por eso creo que no he podido.

Se trata de lo que no he puesto.

De lo que no he podido poner nunca.

De lo que siempre queda fuera, se me queda afuera.

De lo que no he podido incorporar.

Y se trata sobretodo de historias o recorridos

a pie o líneas sinuosas dificultosamente apenas

que bordeando piedras insignificantes avanzan

imperceptibles por la berma más torpe,

de la más fome, de la más lacia de las veredas.

Se trata de la inconsciencia mía y de la luz."



Claudio Bertoni


Tuíter

martes, 23 de febrero de 2010

Desde Marte hasta Venus


Despiértame, sin dañar
mis emociones.
Nicole



Tu aroma, inconfundible brebaje de sueños
Sofocante e impregnante sustancia adictiva
Droga de incalculable valor
Sumérgete en mí cuando menos lo espere.
Inyecta tu penetrante sabor sobre mi,
El de las mañanas, las tardes, las noches

No te despidas con un beso,
(Buddy Richard estaba equivocado)
Sólo que no debieras despedirte,
(No debieras irte)

El olor de tu piel
El calor de tu pecho
El sabor de tus labios
Tu cuerpo y tus palabras embriagantes.
La firmeza de tus brazos
En cada abrazo, cada mínimo contacto.

Cierra los ojos, escuchemos los latidos
que se funden en la habitación.
Se mezclan con tu voz, tu respiración.
Exhalaciones, inspiraciones,
es como una melodía para soñar.

Quiero llenarme, impregnarme, agotarme,
invadirme con tu aroma.
Mis almohadas por la mañana,
mi boca, mi ropa, mi pelo, mis uñas.

Quiero vivir en ti
Pour toute la vie.

viernes, 19 de febrero de 2010

Bajo una pequeña estrella




Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.


Wislawa Szymborska

viernes, 5 de febrero de 2010

Clase C

Nada pasando ¿Qué va a pasar?
Servicios públicos y funcionarios del Estado
"Señor asalariado, esfuércese un poquito",
Nos dice ese electo presidente.

Peldaños fríos golpean tu cojín,
Huesitos débiles que el amor dejó así
¡Avanzó un número! del 33, al 34;
Tengo el 40. Escasea el calor.

Los rostros impacientes remojan sus ojos
en el silencio de la agonía, discreta, sencilla.
Su labor de muerte es algo jubilado.
Suceden los segundos, y tiemblan los minutos.

Recorriendo tus huesos, aquellas malditas partículas parásitas térmicas (térmicamente heladas, congeladas), que se adhieren a ti como koalas bastardos, algo huérfanos, solos, abandonados. Se cuelgan de tu cuello, tus piernas, tus caderas, tus brazos débiles que intentan hacer la extremidad escribir bajo albas luces artificiales.

Entes pasean por la fría Sala de Espera. Un hombre que atiende ahí tiene un poco desviado el ojo, pero sospecho que me está mirando "Está cagá de frío, y todavía le queda pa rato", piensa. No sé si concretamente me mira a mí, o al otro, o el que está allá, pero me siento observada, casi amenazada por el viento y las brisas organizadas. Qué fácil esconderse así, no?

¡35! Quedan aún 5.
Señor, usted tiene el 37,
esté atento, no pregunte al resto.

Extintor, No fumar, Vía de Evacuación, Equipo de extensión de incendios.
¿Alguno que no prevenga o prohiba?
Venta de Permiso de Circulación
Comerciales, no faltaba más.

(La puerta mágica de las alturas me llama: "Tour hacia el País de Las Maravillas". La oruga tiene una mano, iremos a preguntarle a Alicia quién cresta es.)