"Te contaré algo.

Te contaré algo que no le he contado a nadie nunca.

Algo que no me he contado ni a mí mismo

y que ni siquiera he escrito porque no he podido.

Se trata de algo extremadamente simple y

monófono y por eso creo que no he podido.

Se trata de lo que no he puesto.

De lo que no he podido poner nunca.

De lo que siempre queda fuera, se me queda afuera.

De lo que no he podido incorporar.

Y se trata sobretodo de historias o recorridos

a pie o líneas sinuosas dificultosamente apenas

que bordeando piedras insignificantes avanzan

imperceptibles por la berma más torpe,

de la más fome, de la más lacia de las veredas.

Se trata de la inconsciencia mía y de la luz."



Claudio Bertoni


Tuíter

martes, 4 de mayo de 2010

Av. Pérez Rosales

Mi paciencia nunca es bastante.
Miro mis pies por delante.
El taladro del hotel ya se ha ido.
Sigue una ruta de gente entremezclada
y vías sin terminar.
Un poco de ajedrez, para la estrategia.
¿Estrategia de quienes, para hacer qué?
Nadie lo sabe
y sin embargo,
nadie lo averigua.
(y yo tampoco, gracias.)

Cuando giras noventa grados hacia la derecha
ves esa multitud, no siempre heterogénea
(como pareciera ser)
más bien te quedas con la perspectiva de ser algo ajeno,
pero que también podrías encajar, (¿por qué no?)
Y te cansas de hacer tanto paréntesis en tu análisis.

El frío de Mayo tiene una calidez un tanto peculiar
y peculiar digo, porque me es casi familiar a tu lado.
Contigo el frío es nadie,
como esa gente entremezclada y homogénea
que se concentra en un punto más bien vacío y llano
(ni siquiera es preciso, qué barbaridad).
Tus manos tibias abrigan las mías,
(le has quitado protagonismo a mis bolsillos)
Tu caminar sin quiebre acompaña a mis pies.

A todo esto le hace falta algo
Algo que lo haga concordar
con el paisaje turístico, el ajedrez y el taladro invisible
pero es que, sin duda alguna, este frío de Mayo
nos tiene a ambos sin combustible.